miércoles, 28 de abril de 2010

Capítulo 11: Un gran secreto.

El tiempo pasaba, pero yo no era capaz de salir de allí. Iba andando entre las clases, entre los pasillos, la biblioteca, la cafetería… pero ahora sólo estaba rodeada por un mar de aulas, todas cerradas, no había nadie por allí al quien poder preguntar, y no había descubierto ni la mitad de las aulas donde daría clase.
Llegué a un pasillo que daba al exterior de la universidad, y abrí una de las ventanas para asomarme un poco, dejé la bolsa del portátil en el suelo y apoyé los brazos en la repisa de la ventana.

El cielo comenzaba a nublarse y poco a poco unas débiles gotas de lluvia comenzaron a caer.

-Perfecto…-Susurré mientras me dejaba caer en el suelo.

Abrí uno de los bolsillos de mi chaqueta y busque mi Black Berry, eran las 16:46min. Nada más ver la hora mi estómago rugió recordándome que debía comer, volví a guardar el móvil y me golpeé la cabeza contra la pared.

-¿Por qué estoy aquí?-Dije mientras me levantaba, recogía la bolsa y me iba en busca de alguna máquina expendedora.

Veinte minutos después encontré una máquina, saqué un refresco y una bolsa de patatas. Me senté en un pequeño banco cercano a la máquina y allí me quedé esperando poder recordar el camino a casa.

“Era mi segundo día en Corea, no había hecho más que empezar y ya me estaba hundiendo.”
Miré de reojo la bolsa con el portátil en su interior, y como no tenía otra cosa mejor que hacer lo abrí e intenté conectarlo.
La batería estaba cargada así que pude encenderlo, miré todos los papeles y le instalé unos programas que venían con el portatil.

No tenía prisa, no tenía nada mejor que hacer.
Miré la pantalla cuando una lucecita conocida me llamó la atención.

-Wi-Fi…-Susurré mientras intentaba conectarme a la red de la universidad con éxito.

Entré en mi correo y empecé a escribirle un mensaje a Amy.
Acabé de escribir el mensaje diez minutos después, y aunque sabía que no recibiría contestación hasta dentro de varias horas no podía esperar poder hablar de nuevo con ella.
Empecé a recordar los buenos momentos, el instituto a su lado, las pequeñas fiestas, las vacaciones de verano en las que siempre nos marchábamos a su casa de verano en España.
La echaba de menos, era mi mejor amiga desde la infancia y pasar los próximos meses desconectada de mi mundo iba a ser más duro de lo que imaginaba.
Cerré el portátil y lo guardé en la caja, subí las piernas en el banco y me quedé allí apoyando la cabeza en la pared. Miré de nuevo el móvil y vi que eran las 17:16min, no iba a perder más el tiempo allí, así que cogí la bolsa del portátil y me dirigí hacia la salida.

Mientras caminaba por los pasillos y las escaleras los pensamientos que momentos antes había sentido junto a Jonghyun volvían a resurgir.
Pasé la mano por mi mejilla limpiándome una lágrima que había comenzado a caer.

“No llores por un estúpido como ese, soy una mujer fuerte y las mujeres fuertes no lloran por cualquier cosa”

Llegué a la salida de la universidad, pero, me di cuenta de que la lluvia había no había parado, sino que ahora llovía con mucha más fuerza que antes. Me quedé en el exterior del edificio, resguardada por un pequeño techo que me permitía estar allí para esperar a que dejara un poco de llover.

“Pero, ¿Por qué no encajo en ningún lugar…?”

No lo quería aceptar pero en el fondo todo el mundo menos yo sabía que me iba a Corea para evadir los problemas, para escapar de la realidad. Solamente quería un poco de tranquilidad, pero parecía que en este lugar tampoco sería capaz de encontrarla.
Miré a lo lejos, donde se podían ver cientos de edificios mojados por la lluvia, las nubes que dejaban pasar algunos pequeños rayos de luz, creando así un arco iris.
Me sentí estúpida y resignada, porqué esperar… nadie se preocuparía por mí si me mojaba un poco de lluvia, nadie se preocuparía de mí si no llegaba a casa…, empecé a caminar hasta que las gotas de agua cayeron sobre mí, pero no iba a parar, no ocurriría nada si seguía adelante, nadie me esperaba preocupado.

Los charcos se unían a mis zapatillas ahora empapadas, y la lluvia que me empapaba por completo disimulaba las lágrimas que estaba dejando derramar por mi cara.
Empecé a recordar todos los pequeños detalles, todas aquellas acciones que habían conseguido separarme casi por completo de mi familia.
“Si no me querían ¿Por qué me adoptaron? Los cumpleaños olvidados, los comentarios ignorados, sé que de pequeña no fui demasiado agradable, pero era lógico, no todos los niños tienen que afrontar la realidad de que tus padres no son los verdaderos.”

Me retiré un poco el pelo de la cara y me sequé como pude las lágrimas de los ojos con la manga de mi chaqueta mojada.
Ya podía ver a lo lejos la entrada del metro, pero no tenía ganas de llegar a la casa de Jonghyun.

“¿Qué le habrán dicho sus padres al verle llegar solo? Seguro que no se ha atrevido a ir a su casa, tal y como lo trató su padre la otra vez estoy segura de que si llega sin mí el escarmiento sería peor.”

Iba a sentarme en un pequeño banco que había justo al lado de la entrada del metro, justo cuando oigo mi nombre a lo lejos.
Giré mi cabeza lentamente, observando con incredulidad como Jonghyun se acercaba a mí corriendo y empapado por la lluvia.
No pude controlarlo, pero, en vez de sentir rabia las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos. Me giré para darle la espalda y secarme un poco las lágrimas.

“Las mujeres fuertes no lloran”

Me repetía una y otra vez, sentí como una mano se posaba en mi hombro, pero yo me sacudí para que no me tocara.

-¿Qué quieres ahora?-Dije aún sin mirarle a la cara.
-Boram…

El silencio sólo duró unos segundos, ya que después de su pequeña pausa para coger aire Jonghyun me giró para que le pudiera mirar a la cara.

-Lo siento…- Susurró. -soy un estúpido, pero, la situación me supera…

Me quedé en silencio observándolo, sin poder decir una palabra.

-No eres tú…
-¡¿Entonces qué es?!
-Boram, no sé cómo decirte esto…

Me quedé observándolo mientras me mordía los labios, la lluvia nos había empapado a los dos por completo, pero aún seguíamos bajo la lluvia sin intención de movernos a ningún lado.
Jonghyun cambió la dirección de su mirada, dejándola en el paisaje de edificios mojados por la lluvia.

-Yo tengo dos hermanos, bueno tenía…

Otro silencio volvió a inundar la conversación, pero yo no tenía intención alguna de intervenir hasta que no me hubiera explicado por completo todo lo que tenía que decir.

-Yo era el segundo de tres hijos, tenía quince años cuando él murió... hasta hace poco nadie de la familia podía nombrarlo, no podían ni entrar a su dormitorio, pero, cuando Sungho decidió marcharse al extranjero alguien debería ocupar su habitación, estaba mal que tú ocupases su habitación sin saberlo, pero nadie de la familia podía entrar allí, y menos para ocuparlo… realmente siento que te enteres de esta forma…

Los ojos de Jonghyun comenzaron a enrojecerse y a tomar un brillo peculiar.

“Sabía que no me mentía, pero entonces ¿Era por eso? Me odiaba porque estaba ocupando el último lugar que le recordaba a su hermano...”

Dejé caer la bolsa al suelo y me abalancé a Jonghyun para abrazarle.
Así nos quedamos durante un momento, hasta que él se separó un poco de mí pero no lo suficiente para que le dejara de abrazar.

-¿Qué haces?-Preguntó extrañado mientras miraba a su alrededor.

Me separé de él y le miré con una extraña sensación en mi interior.

-Se supone que debería expresar mi lástima…-Dije sin saber realmente que decir.

La gente consuela a las demás personas sin necesidad de explicaciones, ya que no puedes expresar un sentimiento como esos.

“Qué estúpida había sido, ¿Y si él no quiere que sientan lástima por él?¿Y si por ese comentario se vuelve a enfadar conmigo?”

-No hagas eso si no quieres que te malinterpreten…- Susurró. -vámonos antes de que anochezca.
-Jonghyun siento lo de tu hermano, yo nunca he perdido a ningún ser querido por lo que no puedo imaginar el dolor que has sentido…

Jonghyun se agachó para recoger la bolsa de mi portátil y cuando se levantó me miró fijamente a los ojos.

-Vámonos a casa.-Dijo mientras me revolvía el pelo, pero con la expresión de tristeza aún en su cara.

sábado, 24 de abril de 2010

Capítulo 10: Laberinto.

Un silencio incómodo nos cubría, estábamos sentados en los asientos del autobús camino hacia la universidad, por suerte yo me había podido sentar al lado de la ventana, y aunque Jonghyun estuviera sentado a mi lado podía desconectar en ciertos momentos mirando el paisaje.
Al cabo de un rato noté como algo me rozaba la pierna, miré de reojo para ver que era y me di cuenta en que era la pierna de Jonghyun, que estaba en contacto con la mía.
Parece ser que él se dio cuenta que le estaba mirando de reojo, así que empecé a ponerme nerviosa.

“¿Qué pensaría que estaba mirando?”

Levanté un poco la cabeza y cambié mi mirada hacia el frente.

-Jonghyun… -Susurré.
-¿Qué quieres?

Él se cruzó de brazos mientras se ponía más cómodo en su asiento, haciendo que mi espacio quedara reducido.

-¿Podrías apartarte? me estás aplastando…-Me sorprendí con la soltura que lo dije, era como si estuviera hablando con alguien que conocía desde hace más tiempo, como si tuviera confianza con él.

Jonghyun me miró incrédulo sin saber bien que hacer, hasta que después de apartarse unos milímetros me dijo:

-Soy mayor que tú, por eso necesito más espacio
-Pero los asientos están delimitados por algo…

Jonghyun frunció el ceño y decidí dejar esa conversación a un lado, aunque estaba feliz al ver que había conseguido acabar yo la conversación.
Miré de nuevo por la ventana del autobús, las calles estaban infestadas de personas, y varias tiendas se esparcían por las plantas bajas de algunos edificios, no pasaron varios minutos hasta que me di cuenta de que en el cristal de la ventilla se podía ver mi reflejo y el de Jonghyun -que seguía cruzado de brazos con el ceño fruncido-. Una pequeña sonrisa se dibujó en mi cara, ver el rostro siempre serio de Jonghyun que ahora no se podía comparar con la imagen de niño que estaba mostrando.

-Es la parada.-Dijo Jonghyun mientras se levantaba de su asiento y se dirigía a la salida, yo le seguí, pero, cuando miré a mi alrededor me di cuenta de que eso no era la universidad.
-¿No íbamos a ir primero a la universidad?-Le dije mientras me apresuraba a ponerme a su lado, aunque él no había parado ni un minuto para ver si realmente lo seguía.
-He decidido que iremos a ver primero tu portátil.

Me quedé paralizada al pensar que no íbamos a pisar el centro comercial, y que yo no podría comprar algo para arreglar a Momo sin que Jonghyun se diera cuenta.

-¿Pero no íbamos a ir al centro comercial?
-Por aquí hay muchas tiendas, no tenemos la necesidad de ir al centro comercial.
-Pero yo…, yo tengo que ir.

Jonghyun se giró para mirarme, tenia las manos en los bolsillos y no paraba de morderse el labio inferior.
-Te estoy acompañando, así que yo elegiré a donde vamos.-Después de decir eso se giró y siguió con su camino.
-¡PERO ESO ES INJUSTO!-Grité en medio de la calle, haciendo que la gente te me quedara mirando.
-¡La vida es injusta!

Fruncí el ceño, pero al final me rendí y le seguí.
Pasado un rato andando entre las calles de la ciudad llegamos a una pequeña tienda de electrónica, pasamos y vi varios modelos que estaban expuestos en varias estanterías.
Lo cierto es que no entendía mucho de ordenadores, el joven que atendía la tienda pareció darse cuenta ya que vino hasta donde yo estaba y estuvo aconsejándome de los mejores modelos, los que tenían mayor almacenaje y los extras que llevaban.

Al final me fije en un portátil de color perla, lo elegí más que nada porque me parecía el más bonito y cuando el dependiente me dijo lo que valía no puse demasiados reparos en llevármelo a casa.
Pasados unos minutos salimos de aquella tienda, yo con bolsa en mano, aunque para mi sorpresa el dependiente nos acompaño a la salida y nos despidió de muy buena manera.

-Jonghyun…-Dije mientras caminábamos dirección al metro.
-¿Qué?
-¿Por qué la gente de aquí es tan agradable?

Aminoramos un poco la marcha, y yo me quedé observando la expresión de Jonghyun, parecía pensativo.

-¿Quizás es porque somos educados?
-Quizás…

El silencio volvió a inundar el ambiente, y esta vez no tenía ninguna ventanilla con la que pudiera evadirme del momento.

-Jonghyun ¿Quién de tú familia ha ido a América?
-Mi hermano…
-¿Hermano?¿Mayor o menor que tú?
-Menor.

En ese instante me di cuenta en que no sabía la edad de Jonghyun, quizás este fuera un buen momento para averiguar algunas cosas sobre él…

-Es gracioso ya que no sé que edad tienes y aquí normalmente se da mucha importancia a la edad…

-Tengo 20 años.
-Oh, yo tengo…
-Diecinueve, sí losé…

Me mordí el labio, pensando en que les habrían pasado alguna información acerca de mí y de mis costumbres, pero yo no recordaba nada que estuviera relacionado con el hermano de Jonghyun.

-¿Y tu hermano que edad tiene?-Dije volviendo a la conversación de antes.
-Dieciocho.
-Un año menos que yo… ¿Cómo es?
-¿Por qué preguntas tanto?-Dijo Jonghyun levantando un poco su tono de voz.

Me sorprendí un poco ya que solamente intentaba ser un poco más cercana a él y que de esa forma nos resultara más fácil la convivencia.

-Sólo era curiosidad…

Al final llegamos al metro y durante todo el trayecto nos mantuvimos en silencio, algo muy común allí, porque nadie decía nada en absoluto. Si prestas atención estoy segura de que podrías oír el vuelo de una mosca.
Bajamos al fin del tren, y nos dirigimos a la entrada principal de la universidad.

-¿Por qué decidiste viajar a Corea?

Me quedé un momento en silencio, decidiendo si responder o no a esa pregunta, y si le respondía haciéndolo con “¿Quién es el curioso ahora?” o realmente con la respuesta correcta.

-Tenía curiosidad por ver este país.
-¿Y no hubiera sido más fácil esperar a unas vacaciones que no venir a estudiar aquí?
-Yo…
-Ya veo, así que yo tenía razón…
-¿Cómo…?
-Sólo huiste de tus problemas familiares…-Dijo Jonghyun mientras se colocaba las manos detrás de la cabeza.
-¿Qué sabes tú? Vine aquí porque me interesa esta cultura, y porque quiero conocer más mi pasado…
-¿Pasado? Tu vida no está aquí, eres de América, naciste allí y allí deberías morir.

Paré en seco, me quedé mirando a Jonghyun con incredulidad y rabia en los ojos.

-¿Acaso eres un racista? ¿No soportas que alguien de fuera del país ocupe tu casa? He venido a estudiar aquí y no me iré porque un estúpido inmaduro me diga que no esta contento porque un extranjero este en su casa.

Jonghyun se paró, pero yo empecé a andar para ver el interior de la universidad donde estudiaría ese año.
Pero cuando pasé por al lado de Jonghyun, él me cogió por el brazo, intentando detenerme.

-Boram…
-¡Suéltame!-Dije mientras me sacudía su mano de encima.-No me toques…

Y después de eso me esfume entrando en un gran laberinto de pasillos y clases.

lunes, 19 de abril de 2010

Capítulo 9: ¿Atragantada?

Me despertó la luz que entraba a través de la cortina, estaba medio destapada, como si hubiera girado hacia todas partes dentro de mi cama.
Me restregué los ojos con las manos y me estiré dejando escapar un débil suspiro. Me levanté sin ganas y apoyé mis pies en el frío suelo, mientras iba enumerando las cosas que debía hacer hoy.
Fui al armario y recogí unos vaqueros, una camiseta simple, una muda limpia y mi neceser, poniéndome así en camino hacia la ducha.
Dejé la ropa en las cestas y comencé a desnudarme lanzando el pijama en el suelo. Abrí la puerta de la ducha y me quedé allí durante un rato, dejando que el agua caliente me mojara completamente.
Poco a poco empecé a despejarme y terminé rápidamente de asearme, ya que escuche ruidos por el resto de la casa.
Dejé las cosas en mi habitación y fui directa a la cocina -con el pelo aún un poco humedecido- donde me esperaban Sunmi y Jonghyun.
Ella estaba terminado de hacer mi desayuno, mientras que él permanecía sentado en la pequeña mesa, terminándose su desayuno mientras ojeaba un periódico de aspecto viejo.
Me acerqué a Sunmi y la saludé mientras esperaba con impaciencia a su lado, a que terminara mi desayuno.

-Deberías suplicar por la comida…-Dijo una voz detrás de mí.
Me giré y vi a Jonghyun mientras masticaba una cucharada de arroz que casi no le cabía en la boca.

“¿Acaso aquí no se come con la boca cerrada?”

Me giré de nuevo ignorándole y Sunmi me tendió un bol de arroz, con otro plato cubierto por algunas verduras.
Me dirigí hasta la mesa y me senté frente a Jonghyun, empecé a comer pero sentía demasiada presión como para poder seguir comiendo sin clavar los palillos en la mesa.

-¿Quieres algo?-Le pregunté a Jonghyun con mi mirada fija en el bol de arroz ya que no desviaba su mirada de mí.

-Favor…

En ese momento me atraganté con una pequeña cucharada de arroz que estaba masticando desde hace tiempo, así que me tuve que levantar de la mesa a por un vaso de agua.
Noté la mirada divertida de Jonghyun mientras yo me bebía aquel vaso de agua.
Dejé el vaso en el fregadero y recogí los platos de la mesa.

-¿No terminas de desayunar…?-Me dijo con un tono burlón.
-Ya eh terminado.
-¿Acaso no te gusta nuestra comida…?-Dijo en un tono más serio, mientras recogía él también sus platos.

No dije nada, pero él dejó los platos de un golpe y me miró fijamente.
Yo también le miré, no me iba a quedar atrás mientras él se ponía chulo delante de mí.

-Se me ha quitado el hambre.-Dije al fin.
Jonghyun entrecerró un poco los ojos y se mordió el labio inferior.

-¿Acaso no quieres que te acompañe…?

“¿Era aquello una amenaza?, ¿Acaso se pensaba que con esas palabras podría hacerme retroceder en lo que pensaba? Desde luego que no, incluso si me perdía no me arrastraría ante él, preferiría ir sola antes que pedirle disculpas por algo que había empezado él.”

Me giré y me dirigí a mi habitación, cuando llegué cogí una chaqueta y un pequeño bolso donde tenía el dinero y el móvil. Me dirigí esta vez hacia la entrada, con los zapatos en la mano ya que en esa casa no se podía andar con las zapatillas de la calle.
Me senté en un pequeño bordillo de la entrada y comencé a atarme mis zapatillas, me despedí de Sunmi -que se estaba arreglando para bajar al restaurante- y abrí la puerta de la entrada para irme por fin en busca de la ciudad.

-¿Qué haces aquí?-Le pregunté a Jonghyun que estaba sentado en uno de los escalones de la larga escalera que daba a su casa.

-¿Acaso creías que te dejaría ir sola…?-Dijo mientras se ponía en pie y se estiraba su chaqueta de color negro.-te perderías sino te acompaño.
-No me hace falta tu ayuda…-Dije con refunfuño, pero en el fondo me alegraba de que me acompañara.

Bajamos las escaleras y nos pusimos camino hacía la parada del autobús que nos llevaría primero a la universidad.

sábado, 17 de abril de 2010

Capítulo 8: Fin del primer día.

Observaba a Momo bajo la débil luz que proporcionaba la lámpara de mi habitación. No sabía cómo ni cuándo, pero ahora el pequeño cuerpo de tela que lo cubría estaba rasgado en varias zonas, como si fueran arañazos.

“-¿Cómo ha podido pasar esto?”
Me giré para observar el armario, que ahora mostraba una de sus puertas medio abierta.

“-Debe haber sido el gato de antes…”
Me levanté del suelo y me senté sobre mi cama, observando el gran problema que se me venía encima.

“-Si guardo el peluche en estas condiciones y después lo ven pensaran que he sido yo, no me creerán si les digo que un gato entró en mi habitación, abrió el armario milagrosamente, sacó de allí a Momo y empezó a afilarse las uñas en él.”
Entonces caí en que era remotamente imposible de que ese gato hubiera abierto el solo la puerta del armario.

“-Entonces…, Jonghyun entraría antes a mi habitación y empezaría a rebuscar entre mis cosas…”

-¡Claro!-Dije en voz alta.- por eso cuando lo vi antes no dijo nada, porque habría oído que me acercaba y con las prisas se habría dejado la puerta del armario entreabierta.

Me levanté de la cama de un salto, y fui directa a comprobar todas mis cosas: ropa, agenda, móvil…
Pero nada había desaparecido.

“-¿Y si es un pervertido…?”
Me imaginé a Jonghyun rebuscando entre mi ropa y una muestra de vergüenza y sorpresa se cruzó por mi cabeza.

“-No, Jonghyun no haría eso, si fuera un pervertido me trataría mejor, o quizás ni siquiera se atrevería a mirarme… seguro que es otra cosa, pero, ¿Qué…?”
Oí como la puerta de la habitación de Jonghyun se abría y se cerraba, seguramente él ya abría acabado de bañarse.

“-Quizás solo entró a por alguna toalla o algo que había en el armario que le pertenecía…”
Me acerqué a la cama donde se encontraba el peluche y lo observé detenidamente.

“-Debería intentar arreglarlo, así verían que no lo había hecho aposta…”

Me acerqué a la puerta de mi cuarto, me quedé allí quieta durante un momento pensando en las palabras idóneas.
Abrí la puerta de golpe y vi frente de mí la puerta de la habitación de Jonghyun, me acerqué vacilante, observando el pasillo que quedaba a mano derecha.
Me paré a unos centímetros y con un ligero movimiento de muñeca golpeé varias veces la puerta. Un pequeño chirrido me avisó de que alguien se acercaba a mi posición, tragué saliva y alcé un poco la cabeza, lo justo para poder mirarle.

-¿Qué quieres?-Me preguntó con sorpresa al verme parada frente a él.
-Verás…- comencé con un pequeño balbuceo.

Las cosas no iban demasiado bien, la culpa me carcomía por dentro, aunque yo supiera que en realidad la culpa había sido de él por dejar la ventana abierta, pero no le podía recriminar nada, mis ojos lo veían de otra manera, y mi cabeza lo estructuraba tal y como hace un momento lo había imaginado.
Desvié la mirada de sus ojos oscuros para depositarla en el marco de madera de su puerta, pero las fuerzas me fallaron y miré directamente a su torso descubierto y a su pelo mojado que ahora lo cubría una toalla.
Me quedé muda, las palabras no podían salir, pero tenían que hacerlo, tenían que salir para acabar con esto de una vez.
Jonghyun esperaba secando débilmente su pelo mojado con la toalla, hasta que al final decidió romper el incomodo silencio.

-Boram, venias a…
-¡Jonghyun mañana tienes que acompañarme al centro comercial!-Dije de carrerilla mientras mantenía mi mirada ahora fija en el suelo.
-¿A comprar…?-Me dijo incrédulo.-¿no deberías ir a ver la universidad?
-Eh, sí, también quería ver la universidad, pero, yo…

Las excusas se agrupaban e iban pasando una por una por mi cabeza, intentando encontrar la más creíble y apropiada para este momento.

-También quería ver un ordenador, aquí son más baratos y para la universidad me vendrá bien…

Mis ojos se encontraron con los de Jonghyun una vez más, que ahora me miraban con desconfianza. No sabía que cara estaría poniendo ahora, ni siquiera si ya se había dado cuenta de lo incómoda que era esa situación para mí.

-Tú eres la única persona que conozco por aquí…-Dije con una pequeña sonrisa forzada.
-Esta bien…-Dijo aún con la cara de desconfianza, mientras empezaba a cerrar la puerta.-mañana por la mañana saldremos, sino estás no te acompañaré…

Por fin me giré y comencé a caminar lentamente hacia mi habitación, una sonrisa se formó en mi cara, había conseguido que Jonghyun me acompañara al centro comercial, donde yo compraría algo para arreglar a Momo.
Empecé a girar el pomo de mi puerta cuando oí como la puerta de Jonghyun se movía rápidamente.

-¡Hey!
Me giré sin darme cuenta que aún llevaba esa estúpida sonrisa en la cara y vi allí plantado a Jonghyun.

-Me debes un favor.-Dijo con una sonrisa sarcástica.- recuérdalo…

Después de decirme esa última palabra se metió en su habitación y cerro la puerta tras de si, la sonrisa de mi cara se borró inmediatamente y una pequeña chispa se encendió en mi cabeza.

“-¿Favor?”

Entré en mi habitación con el ceño fruncido y me senté en la cama junto al peluche, lo miré directamente a los ojos de cristal que ahora brillaban con la poca luz que entraba a través de la cortina.

-Espero que tu dueño no hubiese sido él…- dije a medida que me tumbaba en la cama.

Empecé a meterme entre las sabanas como pude, haciendo que Momo cayera al suelo, asomé un poco la cabeza y lo miré nuevamente.
Ese muñeco tenía algo extraño, pero no sabía que era.

-Será mejor que te quedes ahí.-Dije mientras metía a Momo debajo de la cama.

Me di la vuelta y me acurruqué mirando a la pared. Este día había sido muy largo, habían pasado demasiadas cosas.

martes, 13 de abril de 2010

Capítulo 7: Segundo encuentro.

El resto del día transcurrió apaciblemente, terminé mi ducha y cambié mi ropa por una más cómoda -pantalones de deporte grises y una camiseta ancha de color blanco-. La cena fue un poco incómoda ya que nadie hablaba, simplemente algunos comentarios por parte de los padres de Jonghyun acerca del restaurante, mientras que él y yo apenas levantábamos nuestros ojos de los platos. No estaba acostumbrada a la comida coreana, pero no estaba del todo mal, solamente extraña.
Ayudé a Sunmi a recoger la mesa y justo cuando me iba a mi cuarto a descansar vi como Jonghyun se dirigía hacia el baño para poder ducharse, ya que antes no le había dado tiempo.
Nuestras miradas se cruzaron y pude percibir un poco de molestia en sus ojos, una pequeña sonrisa se dibujó en mi cara y pasé por su lado sin que ninguno de los dos dijera nada.

“-Una batalla ganada-Pensé par a mí.”

Estaba tan inmersa en mi victoria que casi no pude ver que la puerta de mi habitación estaba medio abierta, me paré en seco y vi una pequeña sombra que se movía dentro de la habitación.
Me acerqué extrañada a mi habitación y abrí la puerta lo más rápido posible. Hacía más frío de lo normal, pero puede ver que era debido a que alguien se había dejado la ventana abierta.

-Jonghyun…-Susurré- ¿Esto es lo mejor que sabes hacer?

Comencé a andar hacia la ventana con intención de cerrarla, pero a mitad del camino oí un pequeño maullido.
Miré a todas partes asustada, me acerqué de nuevo a la puerta de entrada, y encendí las luces de la habitación para poder ver mejor.
No había nada por ninguna parte, el tiempo pasaba y al final decidí que había sido todo fruto de mi imaginación. Me dirigí de nuevo a cerrar la ventana, esta vez con la luz encendida.
Cuando volví a escuchar el maullido de un gato.
Me quedé a pocos centímetros de la ventana, y me giré lentamente a mirar de nuevo mi habitación.

“-Nada.”

No sabía si me estaba volviendo loca o realmente oía el maullido de un gato, pero, ¿Qué hacia un gato en mi habitación?
Agudicé los oídos para descubrir de donde venía ese sonido, esperé durante unos segundos hasta que el maullido se volvió a escuchar.

-¿Pero qué…?-Dije mientras me asomaba por el marco de la ventana, y allí estaba, un gato de color negro y blanco, sentado en las escaleras de emergencia a las que daba mi habitación.
Me senté en el borde de la ventana con una pierna dentro y otra fuera de la habitación, y lo miré detenidamente durante un tiempo, hasta que por fin me decidí a tocarle la cabeza.
Al mínimo contacto el gato se giró hacia mí, se levantó y se acercó a mi pierna para que lo continuara acariciando.

Estaba demasiado cuidado para ser un gato callejero, y además tenía un pequeño collar de color azul entorno a su cuello. Lo levanté en el aire y lo puse en mi regazo examinando el pequeño collar que llevaba.
Esperaba encontrarme un nombre, pero, sólo encontré un número -144-

-¿Así es como te llamas?-Le dije al gato, mientras le rascaba la cabeza.

Al final volví a dejar al gato en la escalera de emergencia y cerré la ventana -asegurándome de que no se podía abrir- corrí la fina cortina que me permitía tener un poco de intimidad frente a los pocos vecinos que parecía haber por ahí, y me dejé caer sobre la cama con los dos brazos extendidos -uno de ellos golpeando la pared y el otro cayendo hasta el suelo- cerré los ojos y descansé durante unos segundos.

¿Cuándo había comenzado a dudar de mi propia estabilidad mental? Demasiadas cosas en un solo día.
Empecé a recordar todo lo ocurrido hoy, la llegada en el aeropuerto, el viaje en taxi, mi primera impresión acerca del restaurante y Jonghyun…, una imagen muy nítida de él se dibujo en mi mente y pude observarlo como una persona más, no como el enemigo que tenía en esta casa.

“-Lo cierto es que hasta parece mono…”

Cuando al final me cansé de esa posición comencé a moverme en la cama y al hacerlo mi brazo izquierdo se topó con algo debajo de la cama.
Abrí los ojos de golpe y me levanté un poco de la cama.

Mi imaginación se disparó de nuevo, barajando varias posibilidades de ¿Qué? O ¿Quién? podía haber allí abajo.

“-Una rata, un asesino, un fantasma… demasiadas cosas malas.”

-Haber Boram, pensemos en algo lógico…-Dije mientras me cruzaba de brazos.-no puede haber un fantasma porque no existen, no puede haber un asesino ahí abajo porque no cabe.-Dije mientras me acordaba de lo pequeño que era el hueco de debajo de mi cama.
-¿Una rata…? No creo que esta gente viva en esas condiciones…

Al final me puse en pie sobre la cama, la mejor opción antes de desquiciarse del todo era mirar que era lo que había tocado mi mano, salté lo más lejos posible, cayendo cerca del armario.
Me giré rápidamente y comencé a descender con la intención de ver lo que había rozado mi mano.
Mi cabeza llegó a tocar el suelo cuando fruncí mi entrecejo y me acerqué a la cama a cuatro patas, sacando de debajo de la cama lo que me había tocado.

-¿Qué haces tú aquí?-Dije mientras observaba al peluche en forma de gato que me había caído antes en la cabeza, observando a “MOMO”.

domingo, 11 de abril de 2010

Capítulo 6: ¿Respeto?

Andaba despacio hacia el baño, esta vez no me equivocaría de puerta, y con suerte no me tropezaría con Jonghyun.
Llegué a mi destino, pero oí unas voces procedentes del salón, me asomé un poco por el pasillo y vi que Jonghyun y su padre estaban sentados frente una pequeña mesa viendo la televisión. Parecía que el cabeza de familia ya se había bañado, pero Jonghyun no, ya que seguía llevando la misma ropa.

A mi nariz llegó un aroma a especias e intenté averiguar que estaría cocinando Sunmi, pero me di por vencida ya que no tenía mucha experiencia en comida coreana.
Entré por fin al baño y cerré la puerta tras de mí cerrando con el pestillo, dejé la ropa sobre unas cestas de mimbre y comencé a desvestirme ya que la bañera ya estaba llena.
Antes de entrar me quedé un momento pensando.

“-¿El padre de Jonghyun se habrá bañado con esta agua?”

Solo esa pequeña idea me hizo retroceder de la bañera por unos pasos, me acerqué de nuevo e inspeccioné el agua por todos lados, para mi desgracia parecía ser que sí se había bañado en esa agua.
Me quedé unos minutos sin saber que hacer sentada de cuclillas frente a la bañera y desnuda.
Pensé y pensé, pero no sabía que podía hacer, quizás si les preguntaba si me podía bañar en agua limpia me dirían que no, pero, ¿Y si me bañaba con agua limpia y después ponía como excusa que no sabía que me tenía que bañar con esa agua…?, pero, ¿Por qué se iban a enterar de que cambiaba el agua?
-Ruido.-Pensé, quizás el ruido del agua corriendo por las tuberias les indicaba que estaba llenando la bañera de nuevo.

Y ahí estaba yo, pasados cinco minutos, todavía sentada frente a la bañera con mi dilema en la cabeza. Al final opté por comenzar a vestirme de nuevo e ir a preguntarles si podía cambiar el agua, quizás lo comprendan ya que yo no estoy acostumbrada a esto.
Me puse la camiseta con facilidad, pero a la hora de ponerme los pantalones casi me golpeo la cabeza contra el lavabo gracias a la falta de mi equilibrio.
Salí del baño descalza y fui hasta la cocina, donde Sunmi continuaba haciendo la cena. Parece que Jonghyun se da cuenta de mi presencia ya que me mira de reojo mientras gira un poco la cabeza, a diferencia de su padre, que parece no darse cuenta que estoy ahí ya que está hipnotizado por el televisor.

-Sunmi… -Susurré poniéndome al lado de la mujer.

Sunmi me miró extrañada, aunque no dejo en ningún momento de freír una especie de rollitos.

-¿Qué pasa Boram?
-Verás es que…
-¿Has terminado de ducharte? Yo también tengo que entrar.-Dijo Jonghyun mirando hacia la cocina, pero aún sentado en esa pequeña mesa.

“-¿Pero cuanta gente se bañaba con esa misma agua?”

-No…- Le dije a Jonghyun aunque mirando a Sunmi.-el caso es que… no sé bien como va esto…
-¿Eh…?-Dijo extrañada Sunmi.
-La bañera, yo…
-Si no quieres bañarte puedes usar la ducha.-Volvió a intervenir Jonghyun.
-¿Ducha?¿Qué ducha…?
-Aiss…-Suspiró Jonghyun alzándose del suelo.-vamos ven… -Volvió a repetir con aires de derrota.

Seguí a Jonghyun hasta el baño, y me señaló una puerta algo opaca, la abrió lentamente y allí dentro había una pequeña ducha empotrada en la pared.

-Mmm…-Sólo pude decir eso, mientras observaba con la mirada perdida a la ducha que estaba frente a mí.
Que estúpida le estaría pareciendo a Jonghyun en estos momentos, pero yo pensaba que esa puerta daba al exterior no a una ducha, por eso no había intentado abrirla.
“-Desde luego tiene pinta de dar a una especia de galería.”

-¿Tan difícil era encontrarla?-Dijo en un tono burlón.
-¿Acaso es normal que una ducha esté en otra habitación?-Dije intentando salvarme del ridículo que había vuelto a hacer.
Jonghyun acercó su cara a la mía, y con la mirada fría -la única que parecía tener- me dijo:

-Respeto.

Esa palabra me vino por sorpresa, suponía que me diría que era estúpida o algo así, pero, ¿respeto…?

-R-res… -Balbuceé, pero Jonghyun se apresuró a acabar su frase.
-Respeta a tus mayores, digan lo que digan son mayores que tú y por ello debes respetar lo que digan.

Me mordí el labio inferior, fijando la vista en los ojos oscuros de Jonghyun, esta vez me había mostrado una nueva faceta suya, una madurez que el Jonghyun de antes no había mostrado antes.
Es verdad que aquí se hace hincapié a lo del respeto a tus mayores, pero no me lo esperaba de alguien que sólo podría tener más meses de vida que yo.
En ese momento lo vi como otra persona, alguien que quizás fuera más maduro que yo, y que quizás podía llegar a respetar.

-Eres un estorbo…-Dijo Jonghyun con un tono burlón.- nunca había visto a nadie que no supiera encontrar una ducha…

Miré con los ojos más abiertos de lo normal como Jonghyun salía del baño, con un aire de superioridad.
Todo ese repentino respeto que había creído en él se había esfumado tan rápido como había llegado.
“-Estúpido.”

En un arrebato de mi furia repentina le pegué una patada a una de las cestas de mimbre, por suerte no era a la que le había dejado la ropa encima ya que la patada la desplazó hacia la puerta. Justo después de que la cesta golpeara la puerta Jonghyun la abrió asomando un poco su cabeza.
Este miró la cesta que había justo a sus pies y después una gran sonrisa burlona se dibujó en su cara.

-No tardes en ducharte.-Dijo con ese tono de voz que lo describía tan bien, y después cerró la puerta tras de si.

“-Estúpido, ¿Acaso se está burlando de mí?”
Fui a la puerta dando grandes zancadas y le puse el pestillo a toda prisa.

-No quiere que tarde, ¿eh?-Susurré- pues esta va a ser la ducha más larga de mi vida.

sábado, 10 de abril de 2010

Capítulo 5: MOMO.

-Eres un poco molesta.-Dijo Jonghyun apartándose de mí con rapidez.

Me quedé petrificada durante un momento, mi relación con Jonghyun no parecía ser demasiado buena, y eso que nos acabábamos de conocer. Pero tampoco era culpa mía, yo no me tropezaba con él queriendo, es más después de lo de antes no quería enfrentarme con él tan pronto.
Bajé la vista avergonzada y rindiéndome frente a la mirada de superioridad y molestia de Jonghun.

-Lo siento, iré con más cuidado…

Me alejé lentamente aún con la mirada fija en el suelo con dirección a la entrada. Realmente no lo sentía, no era mi culpa, pero era mejor dejar creer a Jonghyun que había ganado esta batalla.
Salí de la casa -dejando la puerta entre abierta para poder entrar luego- y me senté en uno de los escalones que había nada más salir de la casa. Comencé a marcar el número de teléfono de mi casa y lo puse en manos libres.
Iba a hablar en inglés así que no tenía miedo de que nadie espiara mi conversación ya que no creo que se enteraran de la mayoría de las palabras.
El teléfono comenzó a dar señal, y como la llamada costará bastante solo hablaré con ellos por unos pocos minutos.

-¿Diga?-Pregunta una voz de mujer.
-Mamá soy yo, Boram…

“Silencio”

-Oh cariño, ¿Cómo estás? ¿Has llegado bien? ¿Cómo es tu nueva casa?…
-Mamá todo esta bien, te llamaba para que estuvieras tranquila, pero a partir de ahora os enviaré mensajes por email…
-Cariño ya sabes que yo no entiendo bien esas cosas…, y no hace falta que nos llames constantemente ya eres mayor…

La conversación se terminó rápidamente, y yo me quedé sentada en el escalón de la sucia escalera, con la Black Berry apoyada en la barbilla. Me quedé allí observando como los clientes iban saliendo del restaurante de la planta baja, nadie parecía darse cuenta de mi presencia, pero poco tiempo después sentí un escalofrío en mi espalda, me giré y vi a Jonghyun apoyado en la puerta de entrada mirándome.

-Así que viniste aquí por problemas familiares…
-¿De qué hablas?-Dije levantando la barbilla en un acto reflejo, mostrando la verdadera Boram, la que no se deja intimidar, aunque hasta ahora había sido recluida en el interior de mi cuerpo.
-Soy Coreano no estúpido.
-¿Acaso no te das cuenta de que yo también soy Coreana?-Dije mientras me ponía en pie y me iba con la intención de entrar de nuevo en la casa.

Pero justo cuando iba a entrar por la puerta Jonghyun levantó su brazo colocándolo entre mí y la entrada a su casa. Lo miré fijamente con una mirada que yo pensaba que sería fría y dura, pero, cuando miré sus ojos oscuros toda mi dureza y frialdad se vio resquebrajada por ese rostro inexpresivo, su mirada severa y dura me izó tambalearme en mi interior, pero esta vez no se lo dejaría tan fácil, sería coreana pero no como las que vivían aquí, yo tenía carácter y no era sumisa.

-Aquí se respeta a los mayores, es una cosa que deberías tener muy clara si no quieres acabar mal…-El rostro de Jonghun se acercó un poco más al mío, haciéndome retroceder unos centímetros.- Y yo no te considero coreana…

Jonghyun bajó el brazo y entró en la casa como si nada hubiera pasado, andaba dejado como si no tuviera fuerza alguna.
Volví a mí y una chispa de ira se encendió en mi interior, entré en la casa golpeando con fuerza mis pies en el suelo, para dejar claro que ahí estaba yo. Era una muestra de inmadurez, pero eso me hacia sentirme mejor así que me daba igual lo que pensará Jonghyun.
Avancé hasta mí dormitorio, y cerré la puerta detrás de mí.

-¿Y ahora que hago yo?-Dije mientras me sentaba en la cama.

Me quité la chaqueta dejándola encima de la cama y miré de nuevo al armario que antes me había echado de mi habitación por un mísero sonido. Miraba fijamente el armario, pero esta vez no con miedo, quizás gracias a la ira que me había causado Jonghun ahora podía enfrentarme a ello.
Me levanté de un salto y con el ceño fruncido me acerqué decidida hacia las puertas del armario, coloqué mi mano en el pomo de la puerta y la abrí con decisión.

Mi ira y decisión se esfumó cuando algo cayó sobre mi cabeza.
Si alguien me hubiera visto seguro que habría jurado que en ese momento estaba tan blanca como la nieve. Tan blanca como si hubiera visto un fantasma, pero no era así.
De mi cabeza comenzó a resbalarse algo oscuro, y yo con esa cosa, ya que mis fuerzas desaparecieron y caí de rodillas contra el suelo.

-¡MALDITO MUÑECO!-grité mientras cogía el peluche que había caído sobre mi cabeza y lo tiraba lejos de mí. -me ha dado un susto de muerte…

Me levanté sin fuerzas del suelo y ojeé el interior del armario, no habían muchas más cosas interesantes, cajas de cartón algunos viejos aparatos de cocina…

-Jeon Bo-ram.-Dijo una voz femenina -la voz de Sunmi- desde el otro lado de la puerta de mi cuarto.
-¡YA VOY!-Dije mientras guardaba las cosas que había sacado un poco del armario y cerraba la puerta rápidamente, justo a tiempo para abrirle la puerta a Sunmi y preguntarle que quería sin llamar la atención.
-La cena estará dentro de un rato, quizás te quieras bañar antes…

Y después de decir eso desapareció de mi vista con la misma cara sombría que tuvo antes al mirar el armario.

-Claro…

Volví a cerrar la puerta y rebusqué en mi parte del armario mi neceser y ropa para cambiarme. Cuando lo encontré y me giré para dejar la ropa sobre la cama me encontré con el peluche tirado sobre mi cama.
Dejé la ropa a su lado y lo miré más fijamente. Era un gato de peluche, con los ojos grandes y brillantes y un lazo rojo alrededor de su cuello que llevaba cogido un cascabel algo desgastado, quizás por el tiempo y la humedad. Miré más de cerca el cascabel y me di cuenta que en la parte trasera tenía escrito un nombre. “MOMO”

-Se me habrá olvidado meterlo en el armario cuando llamó Sunmi…-Dije mientras cogía el gato de peluche y lo volvía meter de nuevo en el armario.
Me acerqué a la ventana de mi habitación y observé como la tarde se iba yendo y dejaba paso a la noche. Solté un gran suspiro y volví hacía mi cama recogiendo la ropa que había dejado ahí.
Me dirigí hacia la puerta y la cerré detrás de mí.

viernes, 9 de abril de 2010

Noticias: Ganador

Os pedí que votarais por quién querías que fuera Jonghyun, y así lo habéis hecho. Al final el ganador con cuatro votos de diferencia es:

-Lee Joon (MBLAQ)-
Espero que estéis contentos con la decisión y que sigáis visitando el blog.



jueves, 8 de abril de 2010

Capítulo 4: Sólo el humano tropieza con la misma piedra.

No hacia falta girarse para saber quien estaba allí.

-Jonghyun.- Susurró Sunmi- la mujer del establecimiento- mirando fijamente dirección a la puerta de entrada.

Mis ojos y mi cabeza se desplazaron unos centímetros, lo suficiente para verle, pero, ¿Cómo había podido llegar tan pronto?
Soohyun había colgado el teléfono hace apenas un minuto, era imposible llegar en tan poco tiempo desde el aeropuerto.

-Jonghyun ¿Qué haces aquí tan pronto? -Preguntó Soohyun.
-Esperé en el aeropuerto, pero después de un tiempo vi que no llegaba y vine aquí.-Dijo el chico mientras entraba en la zona detrás de la barra y cogía un refresco de un mini refrigerador. Pero de pronto el hombre cogió al joven del cuello de la camiseta que llevaba y lo alzo casi en el aire.
-¿Cuánto tiempo esperaste?

El tiempo pasaba lentamente, podías oír la respiración de Soohyun, como Jonghyun tragaba saliva e incluso podías percibir en el ambiente como los ojos de este cambiaban lentamente su dirección.

-Quin… -Susurró - quince minutos…

Soohyun soltó en el aire a Jonghyun, dejando que este cayera al suelo. Parecía que nadie más de este local pudiera ver lo que ocurría a sus espaldas, nadie hacia caso de lo que acababa de pasar, ni una mirada por encima del hombro, ni una palabra que se alzara por encima de las demás… ni siquiera Sunmi parecía tener interés en la conversación.

-Acompáñame un momento a la trastienda.- Dijo Soohyun, andando decididamente hacia la trastienda dejando en el suelo a Jonghyun.

Pocos segundos después este se levantó rápidamente y siguió a su padre con la mirada gacha.
Me quedé quieta, una costumbre que había tomado nada más llegar a este país, parecía todo tan normal, y en un momento la tranquilidad se echó a perder.

-No te preocupes por Jonghyun-Me dijo Sunmi- su padre lo trata con dureza porque quiere que sea alguien de provecho en el futuro.
Volví a reaccionar en ese mar de silencio, miré a Sunmi que se estaba quitando el delantal que llevaba, y lo dejaba sobre la barra.
-Vamos te enseñaré tu nueva habitación.

No tardamos mucho en llegar a mi nuevo dormitorio. Sólo hacia falta salir del restaurante y dirigirse un poco a la derecha, donde había una larga escalera de acero que llevaba hasta el primer piso de la casa familiar, seguir un largo pasillo y después girar a la izquierda.
Nada más abrir la puerta de mi nueva habitación se podía observar lo vacía que estaba, solamente había un pequeño escritorio justo a la izquierda de la puerta, y una cama un poco desgastada frente al escritorio.
Deje la maleta junto a la cama, y me acerqué a la otra pared, donde había un gran armario que cubría casi toda la pared.

-Utiliza solamente estas dos.-Dijo Sunmi señalando a dos de la cuatro puertas-las otras dos las utilizamos para guardar cosas viejas.

Una pequeña mirada melancólica se dibujó en su rostro redondeado, aunque solo por unos segundos, ya que nada más volver a fijar su vista en mí su mirada se volvió serie y tranquila de nuevo.

-Dejaré que te acomodes, te avisaré cuando esté la cena…-Y acto seguido desapareció de la habitación cerrando la puerta tras de si.

Me dejé caer sobre la cama para comprobar su comodidad, y como parecía no era demasiado confortable, el colchón parecía haber tomado la forma de otra persona, y tenía un extraño olor a polvo. Me levanté y abrí la maleta, empezando a sacar todas las cosas que había en ella: ropa, zapatos, libros, electrónica…, pero me paré al sacar un pequeño álbum de fotos.
Me volví a sentar en la cama y empecé a ojear las paginas del álbum, recordando viejos tiempos, anécdotas divertidas, tristes e incluso desagradables.
Solté un gran suspiro y después volví a cerrar al álbum dejándolo en uno de los cajones del escritorio.

-Boram es hora de que crezcas, necesitas empezar una nueva vida, tú vida… -Pensé para mis adentros.

Seguí guardando toda la ropa en el armario que me habían dejado para mí, y nada más terminar de guardarlo todo, justo cuando se debería oír el golpe de la puerta del armario chocar contra la pared, se escuchó otro segundo golpe, como si algo hubiera caído de alguna de las estanterías, pero lo extraño de eso es que no se escuchó en la zona de mi armario, sino que el ruido provenía del otro armario.
Mis ojos se posaron sobre las paredes blancas del armario. Había visto demasiadas películas de terror a lo largo de mi vida, y para mi desgracia no sabía controlarlo bien. Cualquier otra persona hubiera hecho caso omiso a no abrir ese armario, pero yo salí a toda prisa de mi habitación, deseando encontrarme con alguien lo antes posible.
¿Qué peligro podría haber en un armario? Pero en ese momento la imaginación puede causar malas pasadas.
Como salí a toda prisa de mi habitación no me dio tiempo de cerrar la puerta, y menos tiempo me dio a apartarme de la trayectoria de Jonghyun, así que los dos nos chocamos y caí sobre él. Así me quede durante unos segundos, dando gracias de haber encontrado a alguien, pero a la vez muerta de vergüenza por lo que acababa de ocurrir, asta que Jonghyun dijo algo:

-¿Puedes levantarte de encima?-Dijo con un extraño tono de voz, mezclando la vergüenza con un tono serio.

Me alcé rápidamente, aunque casi no me hizo falta fuerza alguna ya que él me levantó por uno de los brazos, mientras se levantaba él mismo.

-¿Adónde ibas con tanta prisa?-Dijo en un tono de reproche y enfado.
-A… al…
-¿Al…?
-¡Al baño!-Dije con la mirada gacha, notando como mi cara comenzaba a calentarse. Salí andando deprisa casi a la carrera, y abrí una de las puertas que había en el pasillo.
-Es la de enfrente…

Cerré lentamente la puerta que parecía ser el dormitorio de los padres, y me giré para entrar en la otra habitación. Cerré la puerta tras de mí y me senté sobre el váter, apoyando mi cabeza sobre las piernas, avergonzándome de lo estúpida que había sido y del ridículo que había hecho frente a Jonghyun.

-Empezamos bien… -Pensé mientras chafaba mi cabeza contra las piernas.-¡Oh!, había quedado en llamar a mamá nada más llegar…

Saqué la Black Berry de uno de los bolsillos de mi chaqueta, y me levanté de la taza del váter para llamar a mi madre desde la entrada de la casa-No la llamaría dentro del baño, y tampoco volvería tan pronto a mi habitación- cogí el pomo de la puerta y lo giré para salir de allí con tan mala suerte que nada más salir me choqué de nuevo con alguien. Alcé la vista y llegué a divisar los ojos de reproche de Jonghyun.

-Es cierto que el ser humano puede tropezar más de una vez con una piedra, y en mi caso esa piedra tiene nombre “Jonghyun”.

Capítulo 3: Jonghyun.

Puedo observar el interior del local por la rendija que voy dejando al abrir la puerta, no parece un sitio demasiado vivo.
Me deslizo en el interior del restaurante y arrastro la maleta conmigo, se oye ruido en lo que parece ser la cocina, y varios clientes dispersados por algunas mesas al fondo. ¿Realmente se puede comer en un sitio como este?
Me quedo quieta, hasta que una mujer menuda, aunque no mucho más baja que yo me recibe como un cliente más, sólo hasta que ve la maleta detrás de mí.
Sus ojos se abren un poco más y una cara de sorpresa se dibuja en sus facciones redondeadas.

-Adelante, adelante…- Me repite, y llama a alguien que estará en la cocina- siéntate aquí…
Me acerco a uno de los taburetes que están cerca de la barra -en el sitio que me especifica la mujer- y observo como un hombre sale de la cocina, con una sonrisa en su cara.
“No entiendo como comportarse así con alguien que ni siquiera conocen”
La mujer se asoma un poco por la puerta del restaurante, y después con una cara de sorpresa le comenta algo al hombre, que me acaba de poner un vaso de agua. Bebo un pequeño trago por no quedar mal delante de ellos, pero después lo aparto de mí con un ligero empujón.
Los dos se quedan hablando un rato en voz baja, mientras que yo intuyo que algo no marcha demasiado bien.

-¿Jonghyun?- me pregunta la mujer.
-¿Cómo…?-Digo mientras me acerco un poco a ella, como si no hubiera entendido bien lo que ha dicho.
-Jong-hyun -me vuelve a repetir la mujer pronunciando con más fuerza las sílabas para que yo la entendiera mejor.
-¿Quién es Jonghyun?

La mujer y el hombre se miran durante un segundo, y después vuelven a fijar su mirada en mí.

-¿No ha ido Jonghyun a recogerte al aeropuerto?-Pregunta esta vez el hombre inclinándose un poco hacia mí.

No había caído en que quizás hubieran mandado a alguien a por mí, así que no me pare a mirar los carteles que las personas llevaban esperando encontrar mi nombre.

-Yo no vi a nadie… -Digo quitándome la culpa de alguna forma, aunque pienso en la pobre persona que habrá estado allí esperando todo este tiempo.

El hombre sale de detrás de la barra y va directo a una pequeña cabina de teléfono que hay a la entrada del restaurante, empieza a marcar un número y después empieza a hablar con alguien.

-Jonghyun es un irresponsable, entonces… ¿Cómo has venido?
-Oh, cogí un taxi…
-Te habrá costado mucho, te devolveremos el dinero, tranquila.-Dice la mujer entrando a la barra con dirección a la caja.
-Oh, no hace falta, no pasa nada, no tiene porque devolvérmelo, ha sido culpa mía no haber visto a…
-Jonghyum -Termina la frase por mí, y vuelve a cerrar a caja dejando el dinero dentro.-Siento que te causemos tantos problemas…
-No pasa nada…- Digo con una pequeña sonrisa forzada en la cara. -no sois ninguna molestia.

Pasados unos minutos el hombre acaba de hablar por el teléfono y le dice a la mujer que Jonghyun está de camino, después se dirige a mí y se presenta a sí mismo y a la mujer.

-Mi nombre es Park soo hyun y esta es mi esposa Sun Mi.
-Mi nombre es Jeon Bo-ram.

Me levanté del taburete e hice una pequeña reverencia, no si la ejecuté correctamente, pero , supongo que con eso debería de valer ya que soy extranjera. Nada más alzar la cabeza hacia ellos con una tímida sonrisa observé que sus ojos ya no descansaban en mí.

-A si que tú eres la alumna de intercambio…

sábado, 3 de abril de 2010

Capítulo 2: Hogar dulce hogar.

Tengo el cuerpo totalmente destrozado, los asientos son cómodos pero estar tantas horas sentada acaba pasándote factura.
Se escucha una voz por todo el avión, primero el mensaje se dice en inglés, seguido de coreano y de otros idiomas.
Nos acercamos al aeropuerto de Seúl, así que debemos colocarnos los cinturones. Recojo todas mis pertenencias que había esparcido por mi asiento y el asiento vacío que está a mi lado: ipod, agenda, revista…
Cada vez se pueden apreciar más los detalles de la ciudad, sus luces y brillos destellantes de las estructuras metálicas.
El avión sufre unas pequeñas turbulencias, pero que a mí me revuelven completamente el estómago.
Pasados unos minutos atormentantes me deslizo por la cinta mecánica del aeropuerto junto a mi maleta- de un color verde vivo, y de un tamaño considerable ya que casi me llega por encima de la cintura- que momentos antes la había recogido en la cinta que las transporta.
Me coloco bien el bolso de mano, y estiro de la maleta justo cuando se acaba la cinta que me transporta, me cuesta llevarla, pero realmente sólo llevo lo fundamental a este viaje.

Por fin consigo salir de allí, aunque no me espere mejor panorama fuera, en el aeropuerto aún se podían ver extranjeros, pero parece que aquí haya entrado en otro mundo totalmente ajeno al mío.
Me acerco a la zona donde se encuentran los taxis, me lanzo decidida sobre uno de los taxis que parece encontrarse en primer lugar, el hombre se encuentra dentro del vehículo así que yo me dirijo hacia el maletero para meter mi maleta. Abro el maletero e intento levantar mi maleta en vano, la maleta pesa demasiado como para que yo pueda levantarla. El taxista parece haber oído mis pensamientos ya que aparece detrás de mí, ofreciéndose para meter la maleta con una amable sonrisa.

Me siento en uno de los asientos traseros del taxi y busco la Black Berry que me mantiene conectada a mi verdadero mundo, un mundo totalmente diferente de este.
El hombre termina de meter mi maleta a duras penas, mientras que yo busco la dirección de la casa donde me alojaré a partir de hoy.
El taxista me pregunta la dirección, pero como no sé bien como se pronuncia le enseño un pequeño papel donde tengo anotada la dirección de la casa. El hombre se ríe y arranca el coche.
Fijo la mirada en mi Black Berry, donde estoy ojeando algunas fotos antiguas de mí y de mis amigos.
Recuerdos, será lo único que tenga aquí de mi verdadero hogar
Pasados treinta minutos el coche se detiene, y yo por fin fijo mi atención por la ventanilla. Ahí esta, me mira fijamente -es estrecha y con un aire antiguo, rodeada de algunas casas parecidas y algunos pequeños edificios de dos o tres alturas- espero sentada durante unos minutos, pero el conductor me recuerda el importe del viaje. Vuelvo a mí y rebusco en el bolso el monedero, saco un billete y salgo del taxi, diciendo que se quede con el cambio.
Me dirijo hacia el maletero y espero unos segundos, pero como veo que el taxista no bajará a ayudarme con la maleta esta vez abro el maletero y la saco como puedo “ a tirones”.
Me acerco a la entrada y escucho como el coche arranca y se marcha lentamente. No me había fijado, pero, parece que en la primera planta hay un pequeño restaurante de comida tradicional.
Decidida a entrar me deslizo lentamente hacia la entrada, coloco la mano derecha en la puerta corredera y la empujo levemente.

Aquí estoy, dispuesta a empezar en un nuevo hogar…

Capítulo 1: Un nuevo mundo.

Despierto aún aturdida y con los oídos taponados, aparto un poco la capucha de mi cara y comienzo a mirar por la ventana. Esponjosas nubes que suben y bajan al compás del viento que las guía.

Cojo mi ipod de uno de los bolsillos de mi chaqueta y me coloco los auriculares en los oídos, dejando que la música me atonte aún más.
Con la cabeza recta, fijada en el asiento delantero, comienzo a cambiar la dirección de mi mirada. No tengo a nadie en el asiento que esta junto a mí, incluso el avión parece estar casi vacío, solo unas cuantas personas que se encuentran en los asientos delanteros, yo y unas voces que se escuchan detrás de mí.
Han pasado varias horas desde que cogí el vuelo, pero todavía queda mucho tiempo para poder bajar.

Será extraño cuando llegue al aeropuerto, cuando tenga que enfrentarme a todas esas nuevas caras para mí.
Todos esos recuerdos que se entremezclan en mi cabeza, todas esas preguntas sin contestar…
Mi nombre es Boram, tengo 19 años y nací en Corea, aunque toda mi vida la he pasado alejada de mi país y de mi familia. Aunque ¿A quién debo ponerle el nombre oficial de familia?, ¿Qué lugar debe tomar el nombre de mi país?
Mis padres me lo contaron todo cuando cumplí los 18, pero un año después es cuando voy a ese lugar.
Claro que investigué mi país, claro que busque a mis verdaderos padres; pero nunca tuve la gran necesidad de saber toda la verdad, si por alguna razón no querían saber nada de mí ahora yo no iba a aparecer en sus vidas sin más.

Conseguí una beca para poder perfeccionar mi coreano, y ahora voy directa a una nueva casa, donde una familia me aceptará en su hogar, mientras que otra persona ocupará mi sitio en mi casa.
La azafata interrumpe mis pensamientos cuando se acerca a mi con una bandeja de comida, la coloca frente a mí y se va para repartir las demás a los pasajeros restantes.
Observo de cerca la comida, siempre se escucha que la comida de los aviones no resulta muy apetecible, pero para mi sorpresa la pinta de mi bandeja no es tan mala de como me la esperaba.
Tengo el estómago un poco revuelto así que decido apartar la bandeja un poco de mí y volver a mis pensamientos.
Me despierto cuando la azafata viene a recoger la bandeja, me dice algo con la amable sonrisa fijada en su cara. Supongo que me habrá hablado en coreano ya que consigo entender algunas palabras como “gustar” y “comida”.

Creo que me ha preguntado que si no me ha gustado la comida, tartamudeo unas palabras en Hangul, pero mi pronunciación no debe ser muy buena.
La azafata se aleja de mí asiento y yo me froto un poco los ojos para poder despejarme. Miro de nuevo por la ventanilla del avión y a lo lejos puedo ver los altos edificios que se agrupan en manchas grises.
MyFreeCopyright.com Registered & Protected Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.